El acceso a la cultura cada vez resulta más difícil: aunque algunos centros de difusión cultural han rebajado los precios en los últimos años, la mayor parte de la oferta tiene unas tarifas desproporcionadas al nivel de vida de un joven en este país y, por tanto, de difícil acceso para la mayoría de ellos.
Un ejemplo claro de esto lo encontramos en las salas de cine, donde la rebaja de las entradas en algunos picos del año evidenció cómo hay gente interesada en ver cine. Durante esos días, la afluencia de público desbordaba las salas en contraste con la imagen en cualquier otro día del año en la que las salas están desiertas. Esta poca afluencia se ha utilizado para justificar la reducción del personal y el cierre de muchas salas emblemáticas. Encontramos problemáticas parecidas con la música, el teatro o el mundo del deporte.
En relación a este último, por ejemplo, practicarlo en instalaciones de libre acceso se ha ido complicando año a año y varía en función del barrio. El deporte también se ve afectado por las ansias privatizadoras de este ayuntamiento. Los precios a los espectáculos deportivos son una historia totalmente diferente. Desde los torneos locales de fútbol o baloncesto municipales, hasta las competiciones de atletismo regionales para federados, ser deportista aficionad@ supone un gasto elevado. El Ayuntamiento y la Comunidad están cerrando polideportivos y otras instalaciones, de modo que la mayoría de las pistas de fútbol sala y baloncesto están saturadas; las de los demás deportes ya prácticamente no existen.
Cuando ya quedaban pocas dudas sobre la gestión de espacios y actividades sanas y accesibles, una ley en el año 2013 estipulaba que practicar deporte en espacios públicos podría castigarse con multas de más de mil euros por suponer un peligro a la normalidad de la vía o espacio público.
Teniendo en cuenta la precariedad laboral de la juventud o, en muchas ocasiones, directamente la situación de paro en la que nos encontramos, es evidente que la cultura es cada vez más un lujo de una minoría. Los precios de los cines, teatros y conciertos nos obligan a mirar con nostalgia las fachadas de las salas y la cartelera. El público tiene ganas de aprender, conocer y compartir; y está ahí, a las puertas de salas que raramente serán accesibles, salvo que se adapten al contexto de precariedad y paro que vivimos. Los precios se encarecen, hay menos público fruto del ahogamiento provocado por las medidas impuestas por los gobiernos PPSOE, los verdaderos piratas son el 1% que intentan hacer de nuestra cultura y del acceso a la misma una alternativa de ocio inexistente.
Además, a gente que intenta abrirse camino en el mundo laboral de la cultura, se encuentra también con demasiados obstáculos, se ve obligada a adaptarse al encorsetamiento económico y son otras víctimas de esta estafa que han llamado crisis. Nos quitaron también la noche, y ya no sólo con el adiós del buhometro (#Buhometrorip), sino también con la prohibición y limitac ión a través de multas desorbitadas: vivimos en una ciudad donde beber una cerveza tranquilamente en una plaza es motivo suficiente para recibir una multa de 600 euros.
Nos quieren quitar las calles para el ocio nocturno, quieren abolir el derecho de hacer uso común del espacio público. Quieren controlar qué hacemos y dónde, atar a una silla nuestro derecho a vivir una vida digna, tranquila y con ocio a través de multas que la mayoría social no puede pagar, mientras que el Ayuntamiento corrupto y no elegido en las urnas no sólo sale impune de todos los escándalos que a diario salen a la luz, sino que lejos de mostrar interés en la ciudadanía y en las personas de Madrid, siguen adelante con su paquete de recortes en educación, sanidad, vivienda, ocio, etc. ¿Es esta la ciudad que queremos para nosotr@s?
Es por esto que estrenamos este capítulo de la campaña Madrid #NoEsCiudadParaJóvenes en un espacio construido por la gente de un barrio de La Latina: El Campo de la Cebada, arrebatado, de momento, de las garras especulativas del Ayuntamiento, El domingo 27 de julio pondremos en marcha una jornada reivindicativa desde Juventud Sin Futuro en la que organizaremos diversas actividades para que l@s jóvenes podamos disfrutar. La música y el deporte serán las actividades que darán el pistoletazo de salida a la construcción de una nueva manera de hacer y tener ocio en la ciudad de Madrid en un espacio inmejorable, autoorganizado y trabajado por la gente del barrio de la Latina, como es el Campo de la Cebada.
Por un Madrid con Ocio para tod@s. Por una vida y una ciudad que merezcan la pena ser vividas. Madrid #NoEsCiudadParaJóvenes, pero debemos hacer que sea una ciudad de tod@s y para tod@s.