Llevamos años denunciando que el Paro y la Precariedad son dos caras de la misma moneda, y lo sabemos porque es algo que afecta especialmente a la juventud. Madrid ha sido una de las regiones que ya desde hace décadas venía aplicando políticas de austeridad; los últimos 5 años de crisis solo han supuesto su aceleración y las consecuencias son devastadoras: ocho de cada 10 jóvenes menores de 25 años en Madrid no encuentran trabajo, y de los 479.400 empleos destruidos desde 2008, el 94% corresponden a menores de 35 años. El chantaje permanente que supone la necesidad de tener ingresos para acceder a derechos de ciudadanía hace que aceptemos empleos en negro, sin ningún tipo de protección, con horarios abusivos y sabiendo que solo van a durar unas semanas para después volver a empezar. Las Empresas de Trabajo Temporal (ETT’S) son muchas veces la única posibilidad de tener un sueldo trabajando en condiciones insostenibles. La precariedad se transforma en una forma de vida, no existe una renta fija que nos permita acceder a derechos como la vivienda o la educación. El paro y la búsqueda interminable de trabajo forman parte de nuestra vida cotidiana, al igual que los despidos, las horas no pagadas y los domingos en negro. Por todo esto hemos apoyado la ILP por la Renta Básica, ya que entendemos que tienen que existir mecanismos que nos permitan tener una renta mínima para escapar al chantaje del empleo neo-esclavista que nos proponen como forma para salir de la crisis, y que nos permita acceder a los derechos de ciudadanía. Creemos que tenemos derecho a exigir políticas públicas que no nos condenen ni al paro ni a la precariedad que ya sabemos no se termina a los 30 años, ni a los 35, ni a los 40, sino que es a lo que nos han condenado de por vida. #SinCurro.